Leonor de Castilla

 Leonor de Castilla

Paul King

Esposa devota, realeza española, reina consorte inglesa y poder tras el trono son sólo algunos de los calificativos que podrían utilizarse para describir a la reina medieval y esposa de Eduardo I, Leonor de Castilla.

Los matrimonios concertados de la Edad Media no solían desembocar en una unión feliz, sin embargo ésta fue la excepción a la regla. Los esponsales de Leonor de Castilla y Eduardo I no sólo cimentaron importantes alianzas políticas al confirmar la soberanía inglesa sobre Gascuña, sino que a la larga crearon una exitosa sociedad real.

La historia de esta realeza a veces pasada por alto comienza en Burgos en 1241. Nacida Leonor, nombre de su bisabuela, pasó a ser conocida como Leonor. Nacida en la realeza, hija de Fernando III de Castilla y su esposa, Juana, condesa de Ponthieu, tenía de hecho mucho linaje real como descendiente de Leonor de Aquitania y Enrique II de Inglaterra.

En su juventud se beneficiaría de un alto nivel educativo, inusual para la época; sus responsabilidades posteriores como reina demostrarían este comienzo culto.

Mientras tanto, siendo aún muy joven, se concertaba su futuro matrimonio, no con Eduardo I de Inglaterra, sino con Teobaldo II de Navarra. Alfonso X de Castilla, hermano de Leonor, esperaba que este matrimonio le permitiera reclamar Navarra, ya que Teobaldo aún no era mayor de edad. Sin embargo, la madre de Teobaldo, Margarita de Borbón, tenía otras ideas y forjó una alianza con Jaime I de Aragón, arruinando acualquier posibilidad de matrimonio de Eleanor con su hijo.

A pesar de este revés inicial, las perspectivas de Eleanor de lograr un matrimonio exitoso seguían siendo posibles. Esta vez su hermano dirigió sus atenciones hacia otra zona de posible reclamación ancestral, Gascuña.

Con mucho en juego para Enrique III de Inglaterra, las dos partes entablaron negociaciones, acordando finalmente el matrimonio de Leonor con Eduardo con la inclusión de que las reclamaciones de Gascuña pasarían a Eduardo.

Este acuerdo se consolidaría más tarde con otro matrimonio, esta vez el de la hija de Enrique III, Beatriz, con el hermano de Alfonso.

Con todos los preparativos ya acordados por sus familias, Eduardo y Leonor, que apenas había entrado en la adolescencia, se casaron en noviembre de 1254 en Burgos, España. Como parientes lejanos con linaje real e importantes conexiones familiares, los dos eran la pareja ideal para tal acuerdo.

Tras su matrimonio, pasaron un año en Gascuña, donde Leonor dio a luz a su primer hijo, que lamentablemente no sobrevivió a la infancia. Después de pasar sólo un año en Francia, Leonor marchó a Inglaterra, seguida de cerca por Eduardo. Sin embargo, su llegada no fue bien recibida por todos.

Mientras Enrique III se había mostrado satisfecho con las negociaciones que aseguraban la soberanía inglesa sobre Gascuña, en el suroeste de Francia, a otros les preocupaba que los parientes de Leonor se aprovecharan, ya que las relaciones entre las dos familias reales no siempre habían sido tan cordiales, especialmente desde que la madre de Leonor había sido rechazada como perspectiva matrimonial por Enrique III.

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A pesar de las circunstancias, se cree que Eduardo se mantuvo fiel a su reina española, algo inusual para la época, y optó por pasar gran parte de su tiempo acompañado por ella, otra anomalía para un matrimonio real medieval.

Tanto es así que Leonor llegó a acompañar a Eduardo en sus campañas militares, sorprendentemente mientras estaba embarazada del futuro Eduardo II, de quien dio a luz en el castillo de Caernarfon mientras su marido sofocaba los signos de rebelión en Gales. Su hijo Eduardo se convirtió en el primer príncipe de Gales.

Eduardo I

Leonor no era como muchas de sus homólogas como reina consorte; era muy culta, se interesaba por los asuntos militares y tenía un gran ojo para todo lo relacionado con la cultura y la economía.

Su influencia se dejaría sentir tanto en su marido como en la nación, ya que su estilo castellano influiría en la estética doméstica, desde el diseño hortícola hasta los tapices y el diseño de alfombras. Este nuevo estilo comenzó a filtrarse en los hogares de las clases altas, que adoptaron la nueva moda de los tapices y las vajillas finas, lo que demuestra su impacto cultural en las altas esferas de la sociedad.Sociedad inglesa.

Además, como mujer intelectual y culta, se convirtió en mecenas de la literatura, demostrando tener intereses muy variados. Empleó escribas para mantener el único scriptorium real del norte de Europa en aquella época, además de encargar diversas obras nuevas.

Si bien su influencia en la esfera doméstica fue notable, también estuvo muy implicada en las finanzas, por iniciativa del propio Eduardo.

Su participación en la adquisición de tierras entre 1274 y 1290 la llevó a acumular una serie de propiedades por valor de unas 3.000 libras. Con sus propiedades, Eduardo quería garantizar la seguridad financiera de su esposa sin recurrir a los tan necesarios fondos del gobierno.

Sin embargo, la forma en que adquirió estas propiedades no ayudó a su popularidad. Al hacerse cargo de las deudas que los terratenientes cristianos tenían con prestamistas judíos, se ofreció a cancelarlas a cambio de prendas de tierras. Sin embargo, su asociación con tal acuerdo inevitablemente dio lugar a chismes escandalosos, e incluso el arzobispo de Canterbury le advirtió de su implicación.

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Durante su vida, sus negocios no le ayudaron a ganar popularidad, sin embargo su esfera de influencia fue creciendo. Su implicación militar fue asombrosa e inusual, ya que Leonor decidió acompañar a Eduardo en muchas de sus maniobras militares.

En medio de la Segunda Guerra de los Barones, Leonor apoyó y contribuyó a los esfuerzos bélicos de Eduardo trayendo arqueros de Ponthieu, en Francia. Además, permaneció en Inglaterra durante el conflicto, manteniendo el control sobre el castillo de Windsor mientras Simón de Montfort ordenaba su traslado en junio de 1264 al oír rumores sobre la petición de Leonor de que se trajeran tropas de Castilla para contribuir a la guerra.al esfuerzo de guerra monárquico.

Mientras su marido había sido capturado durante su derrota en la batalla de Lewes, Leonor fue retenida en el palacio de Westminster, hasta que las fuerzas realistas pudieron finalmente vencer a los barones en la batalla de Evesham en 1265. A partir de entonces, Eduardo desempeñaría un papel más importante en el gobierno con su esposa a su lado.

Batalla de Evesham

Todavía se especula mucho sobre el papel que desempeñó en los asuntos políticos, ya que su influencia se extendió a los posibles matrimonios de su hija. Además, su influencia puede no haber sido tan formal, pero parece haber indicios en algunas de las decisiones políticas de Eduardo que reflejan las de los castellanos en el país natal de Leonor.

Eduardo también siguió manteniendo, en la medida de sus posibilidades, sus obligaciones con Alfonso X, hermanastro de Leonor.

Mientras las aventuras militares de Eduardo le llevaban por todas partes, Leonor se convirtió en una fiel compañera, hasta el punto de que en 1270 acompañó a Eduardo en la Octava Cruzada para reunirse con su tío Luis IX. Sin embargo, Luis murió en Cartago antes de que llegaran. Al año siguiente, a la llegada de la pareja a Acre, Palestina, Leonor dio a luz a una hija.

Durante su estancia en Palestina, aunque no pudo desempeñar un papel abiertamente político en los procedimientos, hizo traducir para Eduardo un ejemplar de "De re militari", tratado del romano Vegecio que contenía una especie de guía militar sobre la guerra y los principios de la lucha que habría sido de gran utilidad para Eduardo y sus compatriotas cruzados medievales.

Mientras tanto, la presencia de Eduardo en Acre provocó un intento de asesinato, que le causó una grave herida infligida por lo que se creyó que era una daga envenenada, dejándole una peligrosa herida en el brazo.

Aunque Eduardo pudo recuperarse gracias al cirujano que le cortó la carne infectada de la herida, desde entonces se ha contado una versión más dramática de los hechos. La historia cuenta que Leonor, presintiendo la inminente muerte de su marido, arriesgó su vida succionando el veneno de su brazo y salvando así a su esposo. Una historia tan rocambolesca podría encontrarse más bien en una novela.

Una vez totalmente recuperada, la pareja unida regresó a Inglaterra, gobernada por un consejo real desde el fallecimiento del padre de Eduardo, Enrique III. Un año después, Eduardo y Leonor fueron coronados rey y reina consorte el 19 de agosto de 1274.

Como rey Eduardo I y reina consorte, se cree que vivieron en una relación cordial y feliz, cumpliendo ambos sus respectivos papeles. Como su dominio del inglés era cuestionable, gran parte de su comunicación se realizaba en francés, ya que en aquella época la corte inglesa aún era bilingüe.

Durante su reinado se dedicó a causas benéficas y fue mecenas de los frailes de las Órdenes Dominicas. Su influencia se extendió a la concertación de ciertos matrimonios que fueron cuidadosamente orquestados, contribuyendo a mantener buenas relaciones diplomáticas, todo ello con el pleno apoyo de su esposo.

Sin embargo, su salud empezó a decaer cuando comenzó a organizar los matrimonios de sus dos hijas. Lamentablemente, durante una gira sucumbió a su maltrecha salud en Harby, Nottinghamshire. Falleció con Eduardo junto a su lecho el 28 de noviembre de 1290.

Pasarían otros diez años antes de que Eduardo volviera a casarse y, en un conmovedor homenaje a su primera esposa, bautizara a su hija con el nombre de Leonor.

En una muestra palpable de su dolor y su eterno afecto por Leonor, encargó la creación de doce elaboradas cruces de piedra conocidas familiarmente como Cruces de Leonor. Un conmovedor homenaje a una esposa leal.

Jessica Brain es una escritora independiente especializada en historia, residente en Kent y amante de todo lo histórico.

Paul King

Paul King es un historiador apasionado y un ávido explorador que ha dedicado su vida a descubrir la fascinante historia y el rico patrimonio cultural de Gran Bretaña. Nacido y criado en la majestuosa campiña de Yorkshire, Paul desarrolló un profundo aprecio por las historias y los secretos enterrados en los paisajes antiguos y los monumentos históricos que salpican la nación. Con un título en Arqueología e Historia de la renombrada Universidad de Oxford, Paul ha pasado años investigando archivos, excavando sitios arqueológicos y emprendiendo viajes de aventura por Gran Bretaña.El amor de Paul por la historia y el patrimonio es palpable en su estilo de escritura vívido y convincente. Su capacidad para transportar a los lectores en el tiempo, sumergiéndolos en el fascinante tapiz del pasado de Gran Bretaña, le ha valido una reputación respetada como historiador y narrador distinguido. A través de su cautivador blog, Paul invita a los lectores a unirse a él en una exploración virtual de los tesoros históricos de Gran Bretaña, compartiendo ideas bien investigadas, anécdotas cautivadoras y hechos menos conocidos.Con la firme creencia de que comprender el pasado es clave para dar forma a nuestro futuro, el blog de Paul sirve como una guía integral, presentando a los lectores una amplia gama de temas históricos: desde los enigmáticos círculos de piedra antiguos de Avebury hasta los magníficos castillos y palacios que alguna vez albergaron Reyes y reinas. Tanto si eres un experimentadoentusiasta de la historia o alguien que busca una introducción a la fascinante herencia de Gran Bretaña, el blog de Paul es un recurso de referencia.Como viajero experimentado, el blog de Paul no se limita a los polvorientos volúmenes del pasado. Con un buen ojo para la aventura, con frecuencia se embarca en exploraciones in situ, documentando sus experiencias y descubrimientos a través de impresionantes fotografías y narraciones atractivas. Desde las escarpadas tierras altas de Escocia hasta los pintorescos pueblos de los Cotswolds, Paul lleva a los lectores en sus expediciones, desenterrando gemas ocultas y compartiendo encuentros personales con las tradiciones y costumbres locales.La dedicación de Paul a promover y preservar el patrimonio de Gran Bretaña también se extiende más allá de su blog. Participa activamente en iniciativas de conservación, ayudando a restaurar sitios históricos y educando a las comunidades locales sobre la importancia de preservar su legado cultural. A través de su trabajo, Paul se esfuerza no solo por educar y entretener, sino también por inspirar una mayor apreciación del rico tapiz del patrimonio que existe a nuestro alrededor.Acompaña a Paul en su fascinante viaje a través del tiempo mientras te guía para descubrir los secretos del pasado de Gran Bretaña y descubrir las historias que dieron forma a una nación.